Cada Alma viviente es una historia. Es el Universo. Es una red única de caminos y circunstancias. Es el destino.
Por eso, cada evacuación es siempre una emoción. A muchas Almas no las conocíamos de antes. No podemos garantizar nada, porque los médicos no son el Dios. A veces nos cruzamos con los corazones agradecidos. A veces – no. Pero todos los días te despiertas con una oración: “Dios, ¿a quién puedo ayudar hoy?”
El alma está cansada. Manos – también. Ojos-corazón a menudo lloran. Pero las sonrisas de estos ángeles, que ahora están a salvo, son un regalo increíble de Dios, que nos recuerda cada día que la HUMANIDAD es lo que nos hace Humanos.
Amo. Tengo Fe. ¡Ganaremos!